Es difícil quedarse un rato mirando una beluga y no sentir empatía, el domingo pasé un día magnífico en el Oceanografic, inculcar a mis hijas el interés por la naturaleza y la inquietud por su conservación no tiene precio, tuvimos la tremenda suerte además de que en el show de los delfines seleccionaron a las dos para estar en primera fila y poder acariciar a los delfines… es innegable la labor de divulgación que hacen estas instalaciones, pero no puedo evitar pensar en la desgraciada suerte de estos cetáceos encerrados en una piscina.